En Florida, la preocupación crece ante la posibilidad de que el cierre del gobierno federal se prolongue y afecte a millones de familias que dependen del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP). Si la suspensión de fondos continúa en noviembre, el Departamento de Niños y Familias del estado no podrá emitir los pagos correspondientes a ese mes, lo que pondría en pausa la ayuda alimentaria de casi tres millones de beneficiarios.
El impacto sería inmediato en comunidades de bajos ingresos y en familias trabajadoras que enfrentan el aumento de los costos básicos. La agencia estatal confirmó que los beneficios de octubre están garantizados y que las solicitudes y renovaciones seguirán procesándose, aunque podrían sufrir retrasos. También aclaró que quienes ya solicitaron apoyo no necesitarán volver a hacerlo.
Cierre del gobierno y sus efectos en el SNAP
El programa SNAP funciona como un componente clave del sistema de apoyo social estadounidense. Cada mes, casi uno de cada ocho ciudadanos recibe asistencia alimentaria mediante tarjetas electrónicas EBT que permiten comprar productos básicos en tiendas autorizadas. Sin embargo, al depender de fondos federales, el programa es especialmente vulnerable ante cualquier interrupción presupuestaria.
En contraste, otros programas como Medicaid y Seguro Social mantendrán sus pagos, al no depender directamente del presupuesto sujeto al cierre. El problema, explican expertos, no es solo operativo: el SNAP moviliza más de 100 mil millones de dólares anuales, de los cuales la mitad corresponde a aportaciones federales destinadas a cubrir costos administrativos.
Además, el programa impulsa economías locales, especialmente en condados con mayor vulnerabilidad alimentaria.
En el año fiscal 2024, el SNAP brindó un promedio de 187 dólares mensuales a 41.7 millones de personas. Las autoridades de Florida reiteraron su compromiso de reanudar la entrega de beneficios tan pronto como se restablezca la financiación.






