En la historia de la NHL, solo tres equipos han logrado lo que hoy los Florida Panthers persiguen con obsesión: ganar tres Stanley Cups consecutivas. Desde 1917, únicamente los Montreal Canadiens, los Toronto Maple Leafs y los New York Islanders integran ese club reservado para las verdaderas dinastías del hockey.
Ahora, el conjunto de Sunrise busca romper una maldición que lleva más de cuatro décadas intacta. Con dos títulos al hilo y un vestidor consolidado bajo la dirección de Paul Maurice, los Panthers aspiran al anhelado three-peat, una hazaña que no se repite desde 1983. En la NHL, sin embargo, el tercer año siempre cobra un precio: los rivales se fortalecen, la presión aumenta y el desgaste físico amenaza incluso al campeón más disciplinado.
El reto del three-peat y el peso de la historia
Desde el dominio de los Islanders de Al Arbour, ningún equipo ha conquistado tres coronas consecutivas. Los Oilers de Gretzky, los Penguins de Lemieux, los Red Wings de Yzerman y los Lightning de Kucherov rozaron la historia, pero todos cayeron en el intento. En cada caso, el tercer año marcó el límite invisible entre la gloria y la fatiga.
Los Panthers hoy se mantienen entre los tres primeros de su división y dentro del top seis de la conferencia. Conservan el orden, la intensidad y la química que los llevó a dominar la liga. Maurice ha construido una cultura basada en la disciplina y el sacrificio, pero entiende que esta temporada exige algo más: resistir la presión interna.
Carácter sobre talento
Mantener la cima en una liga tan competitiva no depende solo del talento, sino de la fortaleza mental y la humildad colectiva. De 1917 a la fecha, solo cinco equipos alcanzaron el tricampeonato, y ninguno después de los Islanders en 1983. La lección es clara: la historia premia a quienes combinan ambición con resistencia.
Los Florida Panthers tienen las piezas, la experiencia y el hambre necesarias. Pero también cargan con el peso de una historia que no perdona.