En Florida crece la controversia por la posible violación de leyes federales tras la cesión de un terreno público al proyecto de la biblioteca presidencial de Donald Trump. La activista Jill Greenberg, residente de Miami, presentó una denuncia formal al afirmar que la entrega del predio en Palm Beach vulnera la legislación sobre uso de bienes públicos.
El terreno fue donado al Trump Presidential Library Committee, grupo que impulsa la creación del museo dedicado al expresidente. Greenberg sostiene que esta acción podría constituir un conflicto de interés, ya que la ley prohíbe el uso de recursos públicos con fines personales o partidistas. También pidió la intervención del Departamento de Justicia y del Inspector General de Florida.
Debate sobre transparencia en proyectos presidenciales
La polémica ha reabierto la discusión sobre cómo deben financiarse los espacios dedicados a exmandatarios. Diversas organizaciones civiles exigieron una investigación independiente que determine si la donación cumplió con las reglas de transparencia y los procesos de licitación. Además, cuestionaron el valor comercial del terreno y la falta de consulta pública.
Por su parte, los promotores del proyecto aseguran que la futura biblioteca presidencial de Trump será un centro educativo y turístico con beneficios para la economía local. Señalan que generará empleos y atraerá visitantes interesados en la historia política reciente de Estados Unidos.
En Estados Unidos existen solo quince bibliotecas presidenciales reconocidas oficialmente por los Archivos Nacionales (NARA). Todas fueron construidas con fondos privados y bajo estrictos controles de auditoría. Este caso pone a prueba el equilibrio entre memoria histórica, rendición de cuentas y gestión responsable de los recursos públicos.