Vista submarina de corales blanqueados en Florida, afectados por el calor oceánico, con peces nadando alrededor de estructuras dañadas.
Corales de Florida al borde de la extinción por el calor oceánico

Corales de Florida al borde de la extinción por el calor oceánico

En el corazón del Atlántico, las aguas que bordean Florida viven una transformación silenciosa y devastadora. Los icónicos corales cuerno de alce y cuerno de ciervo, que durante miles de años dieron forma y vida al sistema de arrecifes del estado, están hoy “funcionalmente extintos” tras el aumento sin precedentes de las temperaturas oceánicas. Sin embargo, científicos y ambientalistas insisten en que el futuro no está perdido.

Durante el verano de 2023, el agua en los Cayos de Florida alcanzó más de 32 °C, la cifra más alta registrada en siglo y medio. Esa ola de calor, que se prolongó por tres meses, provocó que los corales expulsaran las algas que les dan color y energía, dejándolos frágiles y blanqueados. Lo que siguió fue un colapso ecológico: entre el 98 % y el 100 % de las colonias del extremo sur murieron, reveló un estudio liderado por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) y el Acuario Shedd de Chicago.

El coral como motor de equilibrio natural

La pérdida de estos corales afecta más que a la vida marina. Su desaparición reduce la capacidad natural de los arrecifes para proteger las costas frente a tormentas y erosión, y amenaza a las comunidades pesqueras que dependen de ellos. “El crecimiento del arrecife se desacelera, el hábitat se simplifica y los peces pierden refugio”, explicó el biólogo Ross Cunning, autor principal del estudio.

Aun así, la extinción funcional no significa el final. Expertos del Acuario de Florida y centros de conservación han impulsado programas de reforestación marina, cultivando colonias resistentes al calor en viveros y zonas controladas. Estos esfuerzos representan una apuesta por la regeneración ambiental, una idea que combina ciencia, innovación y compromiso humano.

Los investigadores advierten que, si las temperaturas siguen aumentando, el blanqueamiento será anual para 2040. Pero también aseguran que la acción climática y la reducción de emisiones pueden revertir la tendencia. “No es un mensaje de desesperanza, sino un llamado urgente”, concluyó Cunning.

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