En el corazón del sur de Florida, donde miles de familias migrantes han construido nuevas vidas, crece la preocupación ante el aumento de las deportaciones impulsadas por el Gobierno de Donald Trump. Los mayas guatemaltecos que residen en condados como Palm Beach, Collier y Miami-Dade viven hoy un clima de incertidumbre marcado por redadas, detenciones y separación familiar.
El reportaje publicado por El País destaca que más de 2,000 familias mayas han sido afectadas por operativos de perfilamiento racial y verificaciones en zonas agrícolas, donde esta comunidad representa gran parte de la fuerza laboral. Muchos de los detenidos llegaron hace más de una década y se integraron al tejido económico del estado, trabajando en construcción, servicios o agricultura.
Comunidades mayas en Florida buscan respuestas ante las deportaciones
Las organizaciones locales denuncian que las autoridades migratorias han intensificado sus operativos, afectando a trabajadores sin antecedentes penales y a familias con hijos nacidos en Estados Unidos. De igual manera, iglesias y colectivos de derechos humanos han reactivado redes de apoyo legal y refugios temporales para quienes enfrentan procesos de deportación.
Por otro lado, la comunidad maya ha demostrado una resiliencia ejemplar, impulsando programas educativos, ferias culturales y cooperativas laborales que promueven la autosuficiencia. Estas iniciativas buscan preservar la identidad y fortalecer el sentido de pertenencia ante un entorno cada vez más hostil.
De acuerdo con el American Immigration Council, Florida alberga a más de 430,000 trabajadores agrícolas migrantes, una cifra que refleja la importancia económica y social de estas comunidades en la región. Su aporte va más allá de la productividad: representa una historia de esfuerzo, identidad y esperanza compartida.