La confianza pública es el cimiento invisible de toda política de salud. En Florida, ese pilar enfrenta una nueva prueba: la confusión generada por las recientes actualizaciones sobre las vacunas contra el COVID-19. En medio de directrices cambiantes y mensajes contradictorios, algunos residentes del sur del estado han llegado incluso a alterar sus datos médicos para poder acceder a la dosis antes de la temporada alta de virus respiratorios.
La incertidumbre se intensificó después de que autoridades estatales y federales modificaran los criterios de elegibilidad, lo que provocó dudas entre farmacéuticos y pacientes. Mientras el Departamento de Salud de Florida eliminó las exigencias de receta médica, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) adoptó un enfoque más individualizado. El resultado ha sido un terreno gris que recuerda los primeros meses de la pandemia.
Confusión y oportunidad para reconstruir confianza
Farmacias como CVS, Publix y Walgreens reportaron un aumento de consultas sobre quién puede vacunarse, aunque hoy prácticamente cualquier persona con una condición de salud moderada puede hacerlo sin restricciones. La lista oficial del CDC incluye desde enfermedades cardíacas o renales hasta depresión, sobrepeso y tabaquismo. En consecuencia, la mayoría de los adultos en Florida son elegibles.
Sin embargo, el debate público sigue dividido. Mientras funcionarios como Robert F. Kennedy calificaron la vacuna como “la más mortal jamás creada”, médicos del condado de Broward insisten en que la inmunización sigue siendo una de las mayores conquistas sanitarias modernas. “Es increíble que se cuestione una herramienta que erradicó enfermedades como la polio”, señaló un especialista local.
Florida cuenta hoy con más de 926 000 pacientes registrados en programas de salud vinculados a vacunas, un dato que refuerza la magnitud del reto: recuperar la credibilidad en un sistema que aún busca estabilidad entre ciencia, política y percepción ciudadana.