La política energética de Estados Unidos entra en una nueva fase cuando la administración Trump propone habilitar áreas federales frente a las costas de Florida y California para perforación petrolera. La iniciativa marca un giro significativo después de décadas de restricciones y revive debates que impactan economías locales, ecosistemas marinos y comunidades costeras.
El Departamento del Interior publicó un plan quinquenal que incorpora zonas del golfo oriental, a unas 100 millas náuticas de Florida, y amplias áreas frente a California. La propuesta contempla subastas de arrendamiento a partir de 2027 en la costa californiana y hacia 2029 en el golfo oriental. También plantea permisos futuros para Alaska, en un movimiento que amplía la agenda de combustibles fósiles impulsada por Trump.
Trump enfrenta oposición en California y dudas en Florida
La inclusión de California generó rechazo inmediato. Autoridades estatales advirtieron que volver a abrir esas aguas ignora los impactos del derrame de 1969, aún presente en la memoria ambiental del estado. Además, líderes locales señalan que la medida prioriza intereses petroleros y podría desencadenar acciones legales.
Por otro lado, Florida analiza el plan con cautela debido al recuerdo del derrame de Deepwater Horizon en 2010. Legisladores republicanos del estado habían bloqueado intentos previos durante el primer mandato de Trump. Aunque la administración asegura que la propuesta no afectará actividades económicas o militares, congresistas de Florida revisan detalles técnicos antes de fijar postura.
Mercado petrolero incierto y alertas ambientales
Los expertos señalan que el sector atraviesa un periodo sin expansiones agresivas debido a precios cercanos a 60 dólares por barril. En consecuencia, varias empresas podrían optar por esperar antes de invertir capital en nuevos pozos. También mencionan que las compañías buscan reducir costos y proteger márgenes antes de comprometerse con operaciones de largo plazo.
Grupos ambientalistas califican el plan como una amenaza directa para la vida marina. Argumentan que ampliar la perforación aumenta riesgos de derrames y afecta comunidades costeras de todo el país. Además, organizaciones como Ocean y Earthjustice presionan para que el público tenga voz en decisiones que involucran ecosistemas sensibles, especialmente en Alaska.
El dato más reciente del Departamento del Interior confirma que la propuesta incluye subastas en casi todas las zonas activas del golfo de México, además de revertir restricciones en 5 millones de hectáreas de la Reserva Nacional de Petróleo de Alaska.






