Las calles de Miami han cambiado mucho en las últimas décadas, pero hay figuras que permanecen como referentes sólidos de identidad y unión. Thomas Wenski, arzobispo de origen polaco criado en Hialeah, es una de ellas. Tras 14 años liderando la Arquidiócesis de Miami, presentó su renuncia obligatoria al cumplir 75 años en octubre de 2025, conforme al Código de Derecho Canónico.
Wenski no solo ha sido un pastor espiritual. También fue un puente entre comunidades, especialmente con los hispanohablantes. En un estado como Florida, donde más del 70% de los católicos en la arquidiócesis son latinos, su capacidad para hablar español con fluidez fue clave. Durante su gestión, impulsó programas sociales, defendió a los migrantes y fue una voz clara en temas de justicia económica y educación.
El arzobispo de Miami como motor de integración cultural
Su liderazgo coincidió con transformaciones profundas en la ciudad. Mientras Miami emergía como centro de negocios, innovación y emprendimiento latino, Wenski fortalecía la presencia de la Iglesia en comunidades tradicionalmente olvidadas. Su labor incluyó desde abrir nuevas parroquias hasta apoyar emprendimientos educativos, siempre con un enfoque en inclusión cultural y movilidad social.
Por otro lado, su papel en la reconstrucción de la Iglesia en Haití tras el terremoto de 2010 mostró su visión internacional y su compromiso con causas humanitarias más allá del sur de Florida. Su cercanía con el Papa Francisco también le permitió amplificar estos esfuerzos.
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