La tensión política en Honduras durante las elecciones marca un momento decisivo para un país que busca estabilidad mientras observa cómo dos candidatos de derecha compiten voto a voto por la presidencia. La contienda expone el deseo de cambio en una nación que enfrenta violencia, desigualdad y una profunda desconfianza hacia sus instituciones. Además, el proceso electoral revela cómo Estados Unidos influye de forma directa en el panorama hondureño, con pronunciamientos que agitan aún más el clima político.
Nasry Asfura, exalcalde de Tegucigalpa, mantiene una ligera ventaja frente al presentador Salvador Nasralla después del recuento inicial. Ambos construyen su campaña sobre una narrativa de ruptura con la izquierda, que encabezó Xiomara Castro desde 2021. Por otro lado, declaraciones recientes del expresidente Donald Trump incrementaron la presión al advertir que condicionaría la cooperación estadounidense si triunfa un candidato distinto al que respalda.
A medida que avanza el escrutinio, la disputa entre ambos aspirantes se vuelve un espejo del desgaste social. La ciudadanía exige resoluciones reales en temas como seguridad, corrupción y pobreza. También pesa el antecedente de Juan Orlando Hernández, condenado en Estados Unidos, cuyo nombre volvió al debate tras el anuncio de un eventual indulto. De igual manera, la sombra del narcotráfico y las acusaciones cruzadas entre campañas alimentan un clima electoral impredecible.
Un proceso electoral bajo presión internacional
La intensificación del discurso anticomunista marca esta competencia y sitúa la relación con Washington como punto clave. Además, ambos candidatos prometen retomar el vínculo con Taiwán después del giro diplomático hacia China realizado en 2023.
El análisis de especialistas sostiene que ninguna proyección es concluyente mientras el Consejo Nacional Electoral continúa la revisión. En consecuencia, la incertidumbre domina un país donde 60 por ciento de la población vive en pobreza y la frustración con la clase política sigue creciendo.
Honduras: elección definida voto a voto
El lento avance del conteo mantiene al país en un estado de espera. También crece la presión social para garantizar un proceso transparente después de años marcados por denuncias de fraude. Por otro lado, la participación de casi 6.5 millones de hondureños evidencia la importancia histórica de esta jornada.
Un dato reciente del CNE señala que más de la mitad de las actas ya fueron digitalizadas, aunque ninguna permite proyectar un ganador. El seguimiento internacional continúa, con observadores de la OEA destacando la calma durante la votación.
